Gélida mañana y Betigora se
anima a esta tradicional cita montañera. A las nueve y media nos juntamos los
señores Vidal, Miguel, Raúl y David. Felicitaciones de año nuevo con los
mejores deseos y empezamos desde Berrostegieta la ascensión. Músculos
entumecidos y un frío incómodo es la tónica de este arranque de año. Buen humor
y piso bueno, gracias a la helada superficie. Primera rampa importante y un
hercúleo Miguel lanza un ataque y se distancia unos metros. Nadie responde a la
tentación y vuelta al grupo. Vidal lleva la peor parte ya que observamos la
gran mochila que porta, en fin, enigma. Según ganamos altitud, va subiendo la
temperatura, debido al efecto de inversión térmica. Ganamos la cumbre y vemos
bastante personal, pero sin llegar a tener una sensación de agobio. Subimos por
el estrecho sendero y coronamos la cima bajo un espléndido sol. Fotos de rigor
y a buscar un sitio resguardado al sol. Vidal abre la caja de Pandora y extrae
un pedazo de Idiazábal, lomo, pan y como no, una botella de un rioja excelente.
Miguel nos ofrece un hirviente caldo que degustamos con precaución. Sol
primaveral que hace un almuerzo sumamente grato. Hora de la vuelta. Bajada con
precaución, pues el hielo ha disminuido y ha dado paso al barro, la raspútitsa
de los Montes de Vitoria. Alguna toma a tierra y resbalón pero vuelta a
Berrostegieta sin más incidentes y a la espera de una nueva aventura.
Fotos:
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