La semana pasada no hubo salida BTT porque el
invierno de Vitoria es muy duro y tiene la fea costumbre de llover, hacer frío,
nevar, etc. Esta semana, aunque hacía fresco (-4ºC), no llovía y nos animamos a
salir para dar unos pedales por la sierra de Badaya.
Desde hace tiempo yo tenía ganas de volver a bajar
por el tubo verde de Nanclares, pero hasta los cazadores conjuraban para
chafarnos el plan. Aprovechando que Raúl quería ir a Santa Catalina y que la
luna estaba en cuarto creciente, me curré un track que iba desde el monte
Armikelo hasta el súper-tubo-verde pasando por Santa Catalina. La cosa se puso
torcida desde el primer momento, en la creación de la ruta. Llevaba yo más de
una hora peleándome con el track y cuando lo tenía casi terminado el Windows me
la jugó y a repetir todo de nuevo. Después llegó el fin de semana, se puso a
llover y la salida se suspendió. Así que para esta semana cogí por banda el
calendario y lo modifiqué para hacer que tocara el track peleón. Alguno
protestó pero yo seguí adelante y por fin el domingo salimos dirección al
Armikelo.
Fotos:
https://goo.gl/photos/bh4236Bm2z1jsB7T6
Ruta:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=11983177
A las 9:00 nos encontramos Vidal, Raúl, Josu,
Alberto, Jorge y yo con cara de frío. Allí descubrimos que alguno se había
rajado; el invierno de Vitoria. Con la esperanza de entrar en calor comenzamos
a cortar la niebla dirección Foronda para empezar a subir al Armikelo. Pese a
que la subida era dura disfrutamos mucho del calorcillo que generaban nuestros
corazones palpitando por el esfuerzo. Arriba, el solete con un cielo despejado,
nos brindó unas impresionantes vistas con la niebla a nuestros pies. Para no
quedarnos tiesos tomamos rápidamente la senda de Edorta, preciosa, que nos
colocó otra vez bajo la niebla. Pasamos mucho frío mientras llegábamos a Artaza
de Foronda. Desde aquí rodamos, subimos y bajamos hasta que algo cansados
llegamos a Ullibarri Viña. En este punto Alberto y Jorge escucharon que sus
piernas decían basta y tomaron el camino a Vitoria.
Los demás continuamos hacia Santa Catalina
previo almuerzo. La cosa se puso seria sobre todo por el barro que cogimos al
atravesar una finca y eso nos penalizó mucho. Uno se gasta una pasta en una
bicicleta ligera de carbono y aluminio para que en un momento se llene de barro
y pese 30kg, muy frustrante porque costaba un riñón hacer rodar esas montañas
de barro. Para llegar a Santa Catalina había un cuestón tan importante que
cuando por fin llegamos, Raúl ya no quería saber nada de ella y eso que su
madre es tocaya de la Santa. Continuamos subiendo, como siempre con las
maravillosas vistas del trasero de Vidal y descubrimos que es mejor no hablar
de lo que queda por subir en las cuestas duras.
Por fin y tras mucho sufrir llegamos al
famoso tubo verde. Tuve que aguantar un poco de cachondeo pero hay que dejar a
los chavales que se desahoguen un poco. La bajada tremenda y muy rápida hasta
cerca de Nanclares donde cogimos el desvío hacia Villodas. El resto, ya sin
complicaciones, rodamos por la carretera comentando los pormenores de la mañana.
Solo nos quedaban dos paradas obligadas, la primera aligerar las bicicletas del
barro porque casi ni se veían los colores de los cuadros y la segunda tomar una
cerveza en un bonito bar de Sansomendi que nos recomendó Raúl. “La Teutona”,
sin comentarios.
De camino a casa fui consciente de que el frío
se me había metido en el cuerpo y al llegar pude comprobar que tenía pies y
manos a poco más de 11ºC. La verdad me dolían bastante, pero ¿qué es eso a
cambio de haberlo pasado tan bien durante 5 horas pedaleando con buena gente?
Un placer como siempre y que rodemos pronto.
Fotos:
https://goo.gl/photos/bh4236Bm2z1jsB7T6
Ruta:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/
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