Aunque vivo en Madrid esta ruta ciclista siempre me ha encantado y nunca me
ha costado un ápice meter la bici en el coche e ir al norte. Por alguna razón que se me escapa este año
sólo hemos ido cuatro… fieles y fans solo
quedan los valientes.
Jesus, Alberto, Vidal y yo cogimos el autobús a Pamplona prontito y a
primera hora de mañana estábamos dando pedales. Vidal, para evitar colarnos en una finca privada, cambió el
recorrido y nos encontramos subiendo rampas del 20% durante varios kilómetros.
El que escribe la crónica echó pie a tierra y subió como un campeón. Las vistas
sobre un valle que riega el rio Arga nos hace pensar que tal vez la idea de
Vidal de cambiar el recorrido no haya sido tan mala.
Una vez arriba, en la ermita de Santa Lucía, el recorrido se humanizaba ¡Gracias
a Dios! y recuperamos el recorrido de otros años. Pasado el pueblo de Urdánoz,
donde paramos a repostar, el camino se volvía a poner cuesta arriba y Vidal
recordaba cómo el año pasado, esta parte la sufrió de lo lindo.
Una vez superado el barranco de Ingiri, llegamos a la parte más bonita del
viaje, al menos para mí, la Sierra de Andia – Puerto de Lizarraga; con sus
ovejitas y los caballitos. A partir de ahí y con un ritmo bastante alegre
llegamos al camping donde paramos a por una buena ensalada y un bocata de lomo,
queso y pimientos que se me saltaban las lágrimas.
Como es ya tradición Alberto nos hizo las trece cuarenta y nos animó a
seguir mientras el montaba la bici en su coche para regresar a casa.
El comienzo del recorrido por la tarde es francamente bonito ya que
atraviesa el Parque Natural de Urbasa y este año nos tenía reservadas varías
sorpresas:
·
Jesus se dio unos
baños de barro muy relajantes.
·
Una familia de
jabalís con los jabatos vinieron
animarnos.
·
Y a mí se me cruzó
un palo en la rueda trasera y rompí un radio.
Tras la pertinente parada en Roitegui para
merendar, nos metimos por un camino francamente divertido que nos lleva a
Musitu. Recordamos como la Queen Mother
(=Reina Madre) hizo el espagat el año pasado para deleite de los que allí
estábamos.
Tras pasar Musitu, por la pista de ferrocarril
abandonada de la Vasco Navarra y como si tuviéramos prisa por llegar a Vitoria
hicimos los últimos kilómetros. Alguno debía llegar tarde a casa a juzgar por
la velocidad a la que íbamos. Ya sólo queda por comentar la cerveza que nos
aplicamos para el body servida por una exuberante morena y que nos sirvió como
juramento para no faltar el año que viene.
Solo me queda agradecer a Vidal, Jesus y Alberto,
su tiempo en organizar el evento y su fantástica compañía en tan estupendo día.
alx
Fotos:
No hay comentarios:
Publicar un comentario