En
mi memoria os tengo a todos, porque habéis luchado y sufrido, y,
gracias a quien sea, de momento estáis vivitos y coleando.
Así
que a las 9 estábamos en el cuece de Iurre los luchadores de la
mañana,,Ander, José Luis, Jorge, Jesús, Raúl y Vidal, preparados
para ganar la batalla y la guerra
En
cuanto ha llegado el último, hemos puesto dirección a Iurre, de
aquí a Estarrona y hemos llegado a Trespuentes pasando por Mendoza.
Hasta aquí todo paz y alegría.
En
Trespuentes, primera parada para ajustes térmicos. Empieza la
primera subida, conocida, pero subir hasta Santa Catalina, te hace
entrar en calor rápido.
Una
vez arriba y reagrupados, bajamos hasta encontrarnos con un objeto
que alguno le tiene mucho cariño, el tubo verde. Y desde aquí por
un sube baja nos presentamos donde los luchadores sufrirán e incluso
morirán. La segunda cuesta del día.
Solo
son tres km, pasas de 674 a 916 mts. de altitud, el desnivel lo
calculáis vosotros. Pero sin prisa y sin pausa vamos todos subiendo
y nos juntamos en Lakutxeta. Desde aquí nos dirigimos a la cueva de
Torcaladron, que luego, la pasamos de largo.
Volvemos
hasta Lakutxeta y paramos almorzar un poco. Todo un picnic, barritas,
medios sándwiches y plátanos, muchos plátanos, para gusto de
algunos y envidia de otros.
Empezamos
el descenso y antes de enfilar el descenso final, una pequeña subida
por el robledal de San Torkariz. Y desde aquí vía libre hasta
Ollabarre, es una bajada dura para los mortales, para otros es un
descenso más.
Una
vez en Ollabarre cogemos el camino que nos lleva directos hasta
Nanclares y de aquí por un par de senderos para disfrutar, nos
presentamos en Villodas.
La
batalla del día ya está ganada. Pero antes de llegar a Margarita
decidimos ir al Inglesmendi o Cerro de Jundiz. Así que los
luchadores se dividen, unos para Gasteiz y otros para el Cerro. Hay
que ganar la guerra.
La
subida al Cerro es corta pero intensa, así que subimos luchando y
sufriendo, pero una vez arriba, ¡¡¡¡¡¡¡¡ jaa, guerra ganada
¡!!!!!!. Bajamos y por jundiz a casita.
Con
el sabor de la victoria en la mente pero el cuerpo derrotado por el
cansancio, limpiamos nuestras monturas y las llevábamos a casa
preparadas y listas para la próxima batalla.
Arrieritos
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