Hace ya tiempo que quería volver a pasar por el precioso valle de Degurixa, y este fin de
semana, que el tiempo prometía, fue el elegido. Raulito que no había estado nunca fue el
único que se apuntó, así que nos fuimos los dos solos.
Quedamos a las 7:45 de la mañana, un poco pronto para mi gusto, así que llegué un poco
tarde ; ), la chuletada del día anterior me empezaba a pasar factura. Como siempre,
empezamos a rodar contando los pormenores de la semana.
El bici-carril del pantano es el sitio ideal para charlar y calentar, lo hicimos con tanto ímpetu
que por poco nos quedamos en Landa y no seguimos. Pero por aquello del que dirán
decidimos seguir adelante.
En cuanto dejamos el bici-carril la cosa se resume fácil: subir y subir durante más de diez
interminables kilómetros. La cosa se nos hizo dura, pero por fin después de 2,5 h de pedaleo
llegamos y pudimos admirar ese bonito valle.
Nos lo tomamos con calma, comer, beber, alguna foto, ... Cuando arrancamos de nuevo, nos
encontrábamos flojos, así que en vez de ir hacia Urkulu, que era el destino inicial, nos dirigimos
hacia la sierra de Elguea. La subida fue muy dura y tuvimos que echar el pie al suelo varias
veces, pero mereció la pena. Las vistas desde arriba hacia Degurixa eran impresionantes y
sentados en el suelo disfrutamos del paisaje antes de empezar a descender.
La bajada como era de esperar fue una gozada: rápida y divertida. La pena es que queríamos
llegar por el monte hasta Landa, pero nos quedamos cerca de Marieta y hubo que rodar unos
kilómetros por la carretera. En el Etxe-Zuri nos llamaron unos champiñones desde un plato y
junto con dos cervezas tomamos fuerzas para volver hasta Vitoria.
Al final el día fue duro. Con 70Km y 1.200 metros subidos, llegamos a casa molidos. Menos mal
que con buena compañía todo se hace más ameno.
Un placer como siempre y hasta la próxima.
Fotos:
https://goo.gl/photos/tXJipMYHjnTjEL9J7
Video:
https://youtu.be/MDWIA2TSplU
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